Siempre puntual, a las tres de la tarde, mi abuela se sentaba en el barranco frente al rio Lempa, a observar sus pies. Después de diez minutos de minuciosa observación repetía un numero: 2350, extendía sus brazos de lado a lado, alzaba el rostro y con los ojos abiertos volvía a repetir la cifra, sonreía y reposaba la cabeza en la piedra de marañón, se volteaba y me decía: “mañana va llover” y al día siguiente llovía, el ritual del barranco se repetía día con día, las cifras siempre eran diferentes al igual que las predicciones.
Ayer soñé que mi abuela desde su tumba me exigía, que mirara mis pies y entendiera porque nací con una estrella en cada mano.
me gusta, creo que la brevedad es lo tuyo. :P
ResponderEliminarme gusta imaginar ese lugar que describes.
love you
quizá el titulo es el que no me convence
Bien, Bruja... me inclino ante sus visiones.
ResponderEliminarMe gusta Connie, me recuerda a mi abuela y sus supersticiones.
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