Cartas viejas para Juan

Me gusta la distancia porque me hace ver cuan diferentes son los mundos. Me gusta la distancia porque alimenta mis ganas de escribir.
Me gusta la distancia porque creo hay que decir cosas nuevas.
Me gusta la distancia porque con ella pienso más en quienes estaban cerca.

2007 Juan:
Carnal, recibí tu mensaje, mil disculpas por no contestar antes, pero no puedo manar mensajes desde aquí y mi acceso a Internet digamos que se encuentra limitado a mis visitas a las plazas y lugares como el mc donals y cosas por el estilo.
Ya ha pasado poco más de una semana desde que llegue aquí, realmente no he salido, sólo a una plaza, a comprar al súper mercado y a caminar un poco alrededor del departamento donde estoy viviendo, pero realmente la he pasado muy bien, me siento muy tranquila, sinceramente me hacía falta un respiro así.

En dos ocasiones he salido por las noches a dar la vuelta, paseos en auto, cerca del centro de la ciudad, sinceramente me gusta salir y ver las luces de los edificios, de las tiendas departamentales, de los semáforos, de las lámparas que iluminan las avenidas.

Esta semana inicio clases de inglés, seguramente será una buena experiencia. Lejos de pensar en lo que vaya a conocer por aquí, pienso mucho en todo lo que veo, es una experiencia nueva, ver tantos latinoamericanos, hindúes, chinos, vaya que te puedo decir, me resulta imposible no detenerme a pensar por un minuto que tantas historias hay detrás de ellos y su llegada a este país. De los que fueron bienvenidos y lo que tuvieron que atravesar mil peripecias para llegar a esta supuesta tierra de sueños.

La semana pasada, uno de los días en que fuimos a buscar al hermanito de Ale a la escuela, me tocó ver a una mujer, no se de que nacionalidad, pero vestida con ropa como las indígenas que se ven en los camellones de nuestro puerto, llevaba un bebe cargando en la espalda, amarrado a su reboso.

Como quiera esta manera de viajar la disfruto, conozco lo más parecido a la realidad de la tierra que piso y elimino las superfluas vistas de pasaje turístico. Este país es un cuadro con gente de Diego Rivera, pastos de Monet y sensaciones de cuadros por Kandinsky…

Por cierto que el sábado me mandaron un mensaje diciéndome que estaban en tu casa, escuchando a Zoé, pinche cabrón siempre haces fiestas y de las buenas cuando yo no estoy allá, eso si que no te lo perdono, realmente me hace sentir como poco importante en tu vida, pero así te amo pinche chaparrito cabrón.

Estamos en contacto.
Te tengo debajo de mi cuello, arriba de mi ombligo, en mi lado izquierdo..

2009 Juan:
Supongo que ellos se levantan más temprano, también supongo que para ellos esto es el interminable purgatorio de todos los días, situación totalmente diferente a lo que mis primos y yo hacemos; qué fácil sería que esos esperados 900 pesos no se tuvieran que repartir entre las bocas que esperan en casa.

Son las 7 de la mañana, nacho y caro se ponen bloqueador, cuántos kilos de bloqueador harán falta para proteger la piel de estos campesinos.
Repaso de nuevo las imágenes Juan, hace un rato caminaba entre las cañas, entre el sonido del agua que corre por el surco y el crujir de las piedras bajo mis pies.

En este pueblo no hay señal, no hay Internet, calculo está habitado por unos 500 habitantes, es fácil saberlo porque sólo hay una escuela primaria y una telesecundaria; La mayoría deja de estudiar entre el 1 y el 3 año de ésta, los chicos dicen que prefieren estar en el campo porque la escuela es muy aburrida.

Todo es ajeno a mi, pero como siempre, encuentro mi satisfacción cuando me dejan ver. Me acerco sin desearlo de verdad, hasta que los bajos de idiotique resonando en los audífonos me recuerdan que éste no es mi mundo, tampoco aquel del que huí.

Este esel lugar donde los “maricas” se visten de mujer los domingos, el mismo día en que los hombres de cinturones piteados y sobreros de 100x, revientan los esfínteres de estos, los mismos que gimen entre los surcos sembrados de zarzamoras