2009-01-27

LUNAMULATA

Tantas y tantas veces se quedo pasmada ante la mujer del terciopelo rojo en medio del malecón, que ni siquiera pudo entender por que aquella mañana acudió a ella consiente que sólo ahí encontraría respuesta a las arqueadas, que ultimamente le provocaba su corazón.
Y pese a las recomendaciones de la abuela. Que siempre rezaba:
-No te acerques a ella. Esa gitana es la mujer del diablo y se roba a las muchachas bonitas como tú. Note acerques.-decía-.
Poco importo. Esa mañana se puso el uniforme azul de la escuela, tomo el desayuno y beso a su madre en la frente. Salió disparada a la calle con dos pensamientos:
Primero. Juan.
Segundo. La Gitana Mulata.
Ella sabría los secretos para sacarse los pájaros que Juan había depositado en su panza el día de la kermes en la iglesia. El día que había dejado de dormir. El día que comenzó a llorar por todo su cuerpo. El día que no tuvo otra cosa que quisiera más que verse de nuevo dentro de los ojos del muchacho.
No tuvo que esperar mucho. Y la mujer de atado rojo en la cabeza ni siquiera se inmutó cuando la pequeña se acercó y en tono de suplica dijo: - Quiero amarlo y que me ame-.
Ella estiro su mano llena de anillos y pulseras de antigüos viajes y sueños...la tomo por detrás del cuello y la atrajo hacia sí. La pobre niña no se dio cuenta cuando ella puso los labios cruelmente sobre su boca...
Aquella mañana Juan acudió donde la Mulata antes de llegar al trabajo. Su madre le había dicho que ella sabría más de amores y demonios que nadie.
Encontró a la gitana pintándose los labios y acomodándose el tocado rojo.
-¿Te leo la mano?-preguntó.
-No. Quiero que me leas las cartas- dijo el.
Ella asintió con la cabeza. Le pidió que pusiera su mano izquierda sobre el fajo de barajas. El obedeció. Por un momento pensó que el reverso de galaxias en las cartas se movía. Quiso retirar la mano pero ella fue más fuerte que su impulso. Juan levanto el rostro para encontrarse en los ojos verdes de la mujer.
Ella volteo las cartas. El admiro la hermosura de los grabados en ellas.
Fue la luna, carta, que por un momento le recordó a la muchachilla del vestido amarillo de la kermes de la iglesia. Parecería mirarlo desde dentro del marco de la cartatarot, con ojos de suplica, su cabello estaba distribuido hermosamente entre las diminutas estrellas y tribales dorados de la baraja.
Pronto la olvido.
Levanto el rostro ante la voz de la Mulata.
-¿Qué quieres saber?-dijo ella casi en susurros.
-Si me podrá amar la gitana- Respondió el.
Ella le sonrió.
- Tal es su afecto por ti, que haría hasta lo impensado por tenerte- le contestó.
Juan pudo sentir entonces unas enormes alas moviéndose en lo más profundo de su ser.

4 comentarios:

  1. bueno pues...de donde sacas tantas cosas?. Yo no tengo imaginacion

    me gusto, eso de las cartas las gitanas y las brujas....es cosa seria

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  2. hay algo en esa gitana que me parece familiar jajaja. me gusta, me gustan sus anillos, aun que me hubiera gustado si tubiera uñas amarillentas tambien jeje.

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  3. entonces nos entregamos a nuestros pecados por ego y vanidad o por simple condicion de ser mas estupidos q nuestra moral...
    naaaa
    es un albur
    anyway
    te xtraño mi mano izquierda
    como el gorrion en el alambre de cohen....
    Melqar

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  4. este me ha gustao mucho de bastante...
    en serio...
    me gusta...

    un besote...

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